«El Epitafio»
En un cementerio entró un borracho
y asombrado se quedó
al leer el epitafio
de otro borracho que el conoció.
-¡Caramba! Exclama extrañado:
¿Como, que su alma goza del cielo,
si en sus orgías lo había negado?
Esto sí que no lo creo.
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Moraleja:
Los epitafios no han de leerse con recelo
de si ha sido un alma buena o mala.
Si arrepentido fue en su momento
solo Dios puede premiarle el cielo.