Categoría: Libro de Firmas

José Cedena Sánchez-Cabezudo (Autor teatral)

Mi más sincera enhorabuena a los componentes del Club de Lectura de la Biblioteca de Fuente Obejuna por su representación de mi obra “El rey Tiburcio busca novia”. Tengo que deciros que me ha encantado. Tanto la puesta en escena, como el vestuario, como la interpretación de todos los actores han estado a un altísimo nivel, impropio de un grupo aficionado de este tipo. Da gusto ver reír y disfrutar a la gente de esa manera. Gracias por llevar al escenario tan magistralmente un texto mío. Un abrazo muy fuerte y que la magia del teatro y la alegría esté siempre presente en vuestras vidas.

José Cedena.

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Maxi Paños.

Por casualidad apareció en la pantalla de mi ordenador en una noche insomne la página de la Biblioteca de Fuente Obejuna. Pinché y -ahí apareció un poema mío-. Se me había olvidado que lo mandé junto con alguno más a Alfonso, que «tenía la ilusión de, algún día, hacer una recopilación de poemas escritos por poetas y poetisas. mellarienses. El hilo conductor fue Francisco Ortíz, de los Morenos, mi pueblo. Un día estando trabajando, me llamó Francisco y me habló de la idea de Alfonso, me hizo tal ilusión, que enseguida me puese en contacto con él y le mandé dichos poemas. En ese momento sentí como si mis alas emprendieran el vuelo, como si el horizonte se ensanchara (me encontraba en un momento de ahogo en el trabajo y su rituna; bueno, esta sensación aún sigue acompañándome).

Quienes escribimos lo hacemos con la ilusión de que nos lean. Durante un tiempo escribía (yo decía que, para mí, para buscarme y encontrarme, como un medio de desahogo…) Si, también, pero además anhelas que l@s demás sepan lo que sientes y lo que piensas, se escribe para l@s demás, de lo contrario es cuándo te ahogarías de verdad. Es una necesidad vital de espandir tus sentimientos hacia fuera, como si te quemaran; como si no cogiendo más dentro de tí, tuvieras la necesidad de expresarte mediante la escritura y pregonarlo a los cuatro vientos, independientemente de que pueda tener más o menos valor literario.

Es estupendo contar con esta nueva página, ventana abierta de la Biblioteca al mundo, y con ella el pensar y el sentir de aquellos y aquellas mellarienses que tenemos en nuestro ser un rinconcito para la poesía; para la escritura en general. «Gracias Alfonso», por tu esfuerzo, ilusión y desvelo, porque ¿qué sería de l@s  escritores, si no contaran con personas com tú, no difundieran su obra?.

Maxi Paños

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Isabel Cabezas Regaño (Alcaldesa de Fuente Obejuna)

Saludo, desde este rincón del saber melariense, a todos los internautas que se acercan a conocer algo más de nuestra identidad.

Es un honor abrir al mundo esta nueva ventana que nos brinda la Biblioteca Municipal y que tan concienzudamente ha elaborado nuestro Archivero-Bibliotecario, Alfonso Fernández Mellado.

                                                                                            Isabel Cabezas Regaño.

                                                                                                  ALCALDESA

 

 

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Joaquina Alonso Buiza (Concejala de Cultura)

Gracias a las nuevas tecnologías, y gracias al arduo trabajo de nuestro bibliotecario, tenemos la oportunidad de exponer y compartir una parte importante del archivo humanístico de Fuente Obejuna.

Para los que sientan interés o curiosidad por nuestro famoso nombre y se acerquen hasta nuestra página, ponemos a su alcance las obras de autores melarienses u obras cuyo tema sea nuestro pueblo, su historia o su rico patrimonio, los textos completos de la tradicional revista histórico-literaria anual «Fons Mellaria» y la actualidad cultural que se desarrolla a través de esta Biblioteca Municipal.

Joaquina Alonso Buiza
(Concejala de Cultura).

 

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Jesús Jurado Brieva

Algunos pueblos están llamados a marcar un hito en la historia y uno de ellos es Fuente Obejuna. Su propio nombre y el quehacer de sus habitantes, están imbricados con la historia y la literatura universal.

En la actualidad, un bastión significativo de la Cultura, es sin ambages la Biblioteca Municipal. Su gestor, director, bibliotecario y archivero, realiza una labor sorprendente, acaso desconocida por muchos mellarienses.

Las nuevas tecnologías han tenido acceso a esta aula viviente, taller de poesía y de narrativa plasmado en el Club de Lectura, biblioteca propiamente dicho, hemeroteca y archivo.

Las representaciones teatrales, presentaciones bibliográficas, el ya mencionado Club de Lectura, tienen en don Alfonso Fernández Mellado un excelente paladín, auspiciado por una institución oficial como es el Excmo. Ayuntamiento de Fuente Obejuna y en esta parcela de competencias por la Concejalía de Cultura.

El Cronista Oficial de Fuente Obejuna don Manuel Gahete Jurado es un intelectual nato, un ardiente promotor de los actos culturales, y por sus múltiples ocupaciones realiza a veces, una labor callada de colaboración, pero muy eficiente.

El pueblo de Fuente Obejuna es instruido, -pese a las escasas oportunidades para el estudio en épocas pasadas- laborioso, muy tenaz, sobrio y sufrido, y ya en el pasado siglo diecinueve escribió don Luís María Ramírez de las Casas-Deza, que los mellarienses son muy cultos y corteses, y lo expresamos de esta manera para no menoscabar las buenas cualidades morales de los habitantes de otras zonas de la Sierra y de la Campiña cordobesa.

El campesino mellariense y los habitantes de las pedanías, como todos los campesinos andaluces, «llevan la cultura en la sangre», como escribió Federico García Lorca.

Conocen por el viento y por las nubes cuando lloverá, cuando llegará el calor; identifican todas las plantas silvestres, saben sus propiedades curativas, distinguen a todos los animales montaraces, saben sus costumbres y sus querencias, saben cazar, castrar colmenas, esquilar las ovejas, montar a caballo, sabían arar, sembrar, segar, trillar y aventar. Son conocedores de la gastronomía y de la dieta mediterránea, hacen unas migas o un gazpacho blanco sin parangón con los que sirven en restaurantes de postín, y elaboran el vino de pitarra, sabían en tiempos pretéritos comerciar con los chalanes sin dejarse engañar, reconocen todas las especies aladas, aprendieron de pequeños a matar el cerdo, a salar los jamones, a hacer quesos.

La mujer mellariense es hacendosa, limpia y aseada en su casa y en su fachada, elabora dulces caseros exquisitos, como perrunas, flores, pestiños, etc y es muy religiosa, como el hombre del norte provincial, habida cuenta de que las vivencias, cultos y prácticas de esta índole, son una fehaciente expresión real y sincera de cultura. No olvidemos que la historia de las civilizaciones es la propia historia de las religiones que existen en el mundo.

Vaya este merecido elogio, para todos los hombres y mujeres de Fuente Obejuna, porque ellos son también la correa de transmisión, que no tendría movimiento sin la máquina impulsora que es la Biblioteca Municipal.

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Manuel Gahete Jurado

 

A LA BIBLIOTECA Y CLUB DE LECTURA DE FUENTE OBEJUNA

 

Todos los hombres y mujeres de este mundo sentimos la necesidad de ser amados, estimados y reconocidos en el ámbito familiar, social y profesional, aunque seamos conscientes de que no siempre esta actitud generosa va a dar los frutos esperados. Por ello, es sumamente gozoso comprobar que existen personas y colectivos capaces de valorar el esfuerzo y el compromiso, la voluntad y el mérito. Ocurre en no pocas ocasiones que estos gestos de solidaridad y reconocimiento proceden de sectores periféricos, siendo los más cercanos a nuestros orígenes los que titubean inexplicablemente a la hora de dedicar un brioso impulso a quienes nos prestigian y nos nombran más allá de nuestras fronteras.

Estoy convencido, y la historia lo demuestra, de que sólo los pueblos nobles son conscientes de este deber casi sacro de potenciar los valores de sus gentes. Sólo un pueblo que ensalza a sus hombres y mujeres crece con ellos y con ellos alienta un futuro renovador y ambicioso, capaz de forjar generaciones poderosas, comprometidas con las virtudes y los dones ponderados. Es preciso fomentar la capacidad de emulación. Mostrar a nuestros sucesores que existen ideales y que pueden alcanzarse si nos empeñamos en conseguirlos.

Estamos padeciendo un periodo de inercia que adolece de líderes, de héroes dispuestos a transformar las sociedades. Aunque a veces no quede otro remedio, la justicia y libertad sociales –que con tanto ahínco enarbolaron los protagonistas legendarios de nuestra lopesca Fuenteovejuna- no se consiguen bloqueando las puertas de las instituciones, llenando de vocingleros las plazas y avenidas, enfrentándose a los defensores de la paz pública, interceptando el ejercicio de deberes y derechos obtenidos por sufragio. Nada más lejos del horizonte que anhelamos para nuestros hijos.

No digo que tengamos callar. Es lo más triste que le puede ocurrir a un pueblo. Debemos gritar hasta el resuello contra lo mal que va todo y la corruptible desidia de nuestros gobernantes, pero sin olvidar que lo verdaderamente necesario es proclamar en voz alta las cualidades que adornan a nuestros jóvenes, las conquistas de nuestros científicos, los hallazgos de nuestros creadores. Es preciso mostrar caminos cuando todo a nuestro alrededor es sendero cortado, permanecer en pie si todo se desmorona en nuestro entorno. Es forzoso enseñar a los que nos suceden que nada se consigue –ni debe conseguirse- sin denuedo y trabajo.

La ética debe regir todas nuestras acciones. No vale alcanzar la gloria a costa de ocupar el legítimo lugar del otro. La competitividad es inexcusable, pero ha de radicar en dejarse la piel honestamente y no en cómo pisotear al que nos acompaña en la batida. A veces nuestro triunfo se basará en el triunfo del que hemos ayudado.

El fin último de esta carta epístola es agradecer al estamento de la Biblioteca Municipal, a los miembros del Club de Lectura de Fuente Obejuna y a Alfonso Fernández Mellado, su más cualificado y admirable gestor, tanto bien como me habéis ofrecido en estos últimos meses, mostraros mi gratitud imperecedera por vuestro cariño y vuestro homenaje; una distinción que otorgáis al estudio, al quehacer concienzudo, a las horas interminables de lectura y autocrítica, a la responsabilidad que tenemos que asumir todos cada día para multiplicar por cien el talento que la vida tuvo a bien concedernos.

Os animo a continuar porque vuestro ejemplo –además de crear historia y compilar tesoros intelectuales- es el mejor modelo e inspiración para las generaciones futuras. Vosotros, con vuestro ánimo, sois ya piedras angulares de este lugar mítico en el norte de la sierra de Córdoba que se ha distinguido siempre por su amor y pasión hacia las artes: poesía, teatro, pintura, música. Son muchos los hombres y mujeres que deben ser recordados a través de estas páginas digitales, con la vigorosa virtualidad de llegar hasta el más recóndito rincón del mundo donde viva y sueñe un melariense. Vosotros lo estáis consiguiendo. Gracias de corazón.

 

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Rafael Ortiz Calzadilla

UN VÍNCULO IMPORTANTE

 

Hay mellarienses que emigramos muy jóvenes de Fuente Obejuna. Dejamos con pena nuestro pueblo porque las raíces eran tan fuertes que nos costó trabajo dejar atrás algo tan valioso como la familia y los amigos. Pero teníamos la ilusión de hacer cosas que no podíamos realizar en nuestro pueblo y eso nos empujó a marcharnos. En mi caso, primero fue Córdoba para terminar el bachillerato y después Madrid para estudiar en la universidad y trabajar. A pesar de los muchos años vividos fuera de Fuente Obejuna las raíces siguen firmes en nuestro querido pueblo y por ello cualquier motivo es bueno para estar en contacto con la tierra en la que vimos la luz. Por ello visito Fuente Obejuna en las ocasiones que puedo. Hace unos meses hice realidad un deseo que tenía desde hace más de cuarenta años al trasladar los restos de mi querida madre, Encarnación, desde el cementerio de la Almudena de Madrid a nuestro cementerio para que descansen junto a los de mi padre, Santiago. Cuando visito el cementerio donde se encuentran mis abuelos, mis padres y mi hermano aprovecho para visitar los del resto de mi familia y releo los nombres de tantos paisanos a los que conocí y que por ello forman parte de mi vida. Curiosamente el miedo que sentía de niño cuando pasaba cerca del cementerio se ha transformado en sensación de paz y de pertenencia a mi pueblo cuando lo visito ahora. Por ello y aunque puedan resultar tristes esas visitas representan un vínculo importante con mi pueblo porque suponen un reencuentro en mi memoria con personas a las que profesé afecto y cariño.

La página web de la biblioteca de Fuente Obejuna supone un vínculo más feliz porque nos permite conocer la actividad desarrollada por los mellarienses residentes y también por los no residentes. Nos facilita saber de nuestros amigos coetáneos y la labor de paisanos de nuevas generaciones que aportan su saber como escritores, científicos, poetas, profesionales, etc. a los que nos unimos en la revista Fons Mellaria con nuestras colaboraciones los que ya nos hemos adentrado en el último tercio de nuestra vida. En suma, la labor de la web de la biblioteca complementa el vínculo que suponía Fons Mellaria y nos enriquece en el conocimiento de nuestro pueblo. Por ello debo felicitar a la Coporación municipal y, en particular, a la Concejal de Cultura y al responsable de la biblioteca, Alfonso Fernández, por la magnífica labor desarrollada para crear la página web. Pero no solo mi felicitación sino también mi agradecimiento porque su trabajo nos permite sentirnos más unidos con nuestro pueblo a los mellarienses ausentes.

 

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José Guillermo Sánchez León

 

Acababa de aprender a leer cuando se fundó la Biblioteca de Fuente Obejuna, antes ubicada en una de las dependencias del Ayuntamiento. Entonces, cuando estaban lejos de inventarse Internet y todo lo que este sensacional medio ha dado lugar, las bibliotecas además de un lugar de lectura era un punto de encuentro. En el buen ambiente que allí se respiraba tenía mucho que ver su primer bibliotecario: Alfonso Fernández, con su gran amabilidad y escrupulosidad en mantenerlo todo magníficamente ordenado, que ha tenido un excelente sucesor en su hijo.

Empecé con los cuentos de Tintín, y pronto cayeron en mis manos unos magníficos libros de George Gamow (uno de los científicos más imaginativos del siglo XX) que tenía la habilidad de escribir cosas complicadas de manera sencilla. Esas primeras lecturas marcaron mi afición por la ciencia y por la lectura, que ya nunca perdería.

 

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Manuel Nadal Madrid

A don Alfonso Fernández Naranjo.

(Primer bibliotecario del pueblo). IN MEMORIAM

 

“¡OH RECUERDOS!”

 

Vivíamos los años sesenta

cuando la cárcel de mi pueblo

– por mandato del buen alcalde –

transfórmese en Biblioteca

Convirtiesen así sus celdas

– oscuras y mugrientas –

en el alma libre de las letras.

Cada tarde,

-ya nevara, ya lloviera-

llegábamos los escolares

-fuera otoño o primavera-

para en ella acomodarnos.

Silencio a su entrada

y en la permanencia.

Y leíamos apasionados

a Tin-Tin, Zipi Zape y Carpanta

-con los ojos devorándolos-

y cuentos de otras épocas

en paisajes lejanos,

La imaginación volaba

y los sueños creamos.

Alfonso nos vigilaba

como encargado de ella.

Los libros hay que mimarlos

-nos repetía con paciencia-

y leerlos con avaricia,

que guardan entre sus páginas

la sabiduría de la Ciencia.

 

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