Por alguna escondida ley de la Naturaleza, aquellas localidades donde la Semana Santa es la más importante de sus fiestas, trascendiendo lo ritual para impregnar la propia esencia de la localidad, los carnavales suelen ser mínimos, cuando no pasan casi desapercibidos. Es el caso de Fuente Obejuna, que vuelca su corazón y sus energías en su Semana Santa.
Como contrapunto a la metrópoli, en algunas de sus aldeas es el carnaval quien arrasa como en Argallón, aldea siempre pertinaz e irreductible y de fuerte idiosincrasia diferenciadora. Oswaldo Méndez, componente del grupo musical Nuevo retorno y portavoz de los chirigoteros de Argallón nos cuenta como “todo comenzó allá por el año 1991. El motivo por el cual nos juntamos para disfrazarnos fue en El entierro de la sardina a la que compusimos unas cancioncillas.
Al año siguiente, ya nos disfrazamos para los carnavales y cada año éramos más. Quedábamos todas las noches para ensayar con nuestros vinitos y nuestras morcillas. Cada año nos fuimos superando y ganando muchos años consecutivos el primer premio de Fuente Obejuna.” “El premio lo invertíamos en cochofro para todo el pueblo de Argallón y, si no ganábamos, lo poníamos de nuestro bolsillo. Así llegamos a juntarnos bastantes, como el Lupo, el Pomposo, el Chato. El Bomba, el Willy, el Juli, el Gordo, el García, Manolito el niño y más tarde otros como el Potro o el Basura. Nuestros disfraces mejores han sido los de moros, médicos, bandoleros, indios y hasta de náufragos de la playa. A partir de esta iniciativa nuestra juventud de Argallón se fue animando y ya hay varias chirigotas”, añade Oswaldo.
La meritoria porfía por mantener sus carnavales se refleja en una de las letrillas de sus chirigoteos: “Vengo cantando desde hace años en carnavales/ pa que nos conozcan en estos lugares/ a cambio sólo pedimos que os gusten nuestros cantares”