Y alcemos la copa por un nuevo día, con sus horas muertas y los minutos que desaparecen demasiado rápido.
Brindemos por lo que dijimos y también por lo que callamos, porque esas palabras han reformado nuestras voces hoy.
Celebremos que la noche siempre se aburre de reinar y deja paso al amanecer.
Riámonos de todos esos vasos de café derramados accidentalmente sobre la camiseta de alguien que dejó de ser un desconocido.
Por todos y cada uno de los besos. De los llantos. De los espacios vacíos y de las pausas.
Festejemos que no todo acaba como planeamos porque qué aburrido sería vivir sin sorpresas.
Abracemos las mil y una caídas que han encallecido nuestras rodillas y nos han obligado a desarrollar alas.
Besemos cada corazón roto. Simplemente vendémoslo y mañana latirá como nuevo.
Pongamos atención a todos los susurros y al aliento posado sobre nuestras manos en los fríos días de invierno.
Recordemos los polvorientos cuentos infantiles, a las princesas que besan sapos y a las brujas malas que hagan lo que hagan nunca vencen.
Juguemos a ser niños pequeños envueltos en sábanas fingiendo ser fantasmas.
Chillemos al viento que nunca se está completamente solo, que la imaginación rompe muros y construye puentes.
Y alcemos la copa por un nuevo día, con sus horas muertas y los minutos que desaparecen demasiado rápido.
Belén March Calderón
Edad: 16 años
(Prosa poética de su Web): www.belenmarch.es