Ha fallecido a los 72 años de edad Carlos Rivera Ortiz (La Coronada, 26 de octubre de 1941). Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Córdoba, este escritor cordobés participó en la fundación primera del grupo Zubia en el año 1972. Era colaborador en las páginas de opinión de Diario CORDOBA desde el año 1993.
Su obra poética ha sido antologada en Poesía andaluza contemporánea (Revista Bahía, Algeciras), Córdoba en la poesía (Córdoba, selección de Mario López), Quince años de (joven) poesía en Córdoba (Córdoba, selección de Pedro Rosso), La memoria y la sangre (Ediciones Libertarias, Madrid) , Poesía en la bodega (Arca del Ateneo de Córdoba) y en las revistas literarias Poesía hispánica (Madrid), Zubia (Córdoba), Caracola (Málaga), Arbol de fuego (Caracas, Venezuela), Azor (Barcelona), Peña Labra (Santander) y Cuadernos de Uria (Universidad de Oviedo).
Carlos era el mayor de cuatro hermanos y estaba casado con Ana García, de Gibraleón (Huelva), a la que conoció cuando estudiaban en la facultad de Filosofía y Letras. Tuvieron un hijo, Carlos, que fue integrante hace unos años del mítico grupo cordobés Medina Azahara.
Carlos era hijo de Carlos Rivera y Dolores Ortiz, quienes le inculcaron el amor a la cultura y el conocimiento infinito. Previamente a sus estudios universitarios, Carlos realizó el Bachiller en la antigua Universidad Laboral de Córdoba, pero su profesión estuvo ligada al mundo administrativo, concretamente en la antigua fábrica de cervezas El Aguila.
Su hermano menor, Francisco, comentaba ayer a este periódico que «mi hermano era todo bondad, con un carácter y personalidad muy definida, muy sano, campechano y amigo de sus amigos». Su dedicación plena estuvo marcada por la poesía. Carlos Rivera se autodefinía «poeta y escritor». En su blog personal se recogen trazos dedicados a «Los últimos mineros de mi querido Valle del Guadiato acaban de ser jubilados», haciendo alusión a la leyenda del perro «Terrible», del que decía «que fue el origen de la prosperidad puntual de toda la zona del Guadiato. Mi río particular nacido en La Coronada ha declinado su esplendor histórico. Belmez, Peñarroya-Pueblonuevo, Espiel, Fuente Obejuna acaban de convertirse en reliquias de pozos a la intemperie».
Sus columnas y artículos de opinión en Diario CORDOBA eran un sinónimo de su poder de reflexión y de su visión personal de la vida. Carlos tenía una gran debilidad, su mujer y su hijo, a los que ha dedicado toda su vida. Carlos Rivera era un escritor incansable, dedicado en cuerpo y alma a realizar multitud de reflexiones sobre la tierra que lo vio nacer. Otra de las características de Carlos fue su disposición total y absoluta al arte de la palabra escrita, dedicando interesantes críticas a acontecimientos y hechos que han marcado la historia de Córdoba de las últimas décadas. Con su fallecimiento desaparece una de las plumas que más huella han dejado en diferentes publicaciones.
RAFAEL CASTRO