De Fuente Obejuna a Sudáfrica en una «moto del aire»

Unos setecientos kilómetros al día, por una ruta inexplorada y que conectará el municipio cordobés de Fuente Obejuna y la capital de Sudáfrica, Johannesburgo, van a hacer durante los próximos meses tres pilotos españoles a bordo de un autogiro, una «moto del aire».

Así lo ha subrayado Francisco Giménez, el ideólogo de esta aventura, piloto desde los 14 años (ahora tiene 44), y verdadero entusiasta del autogiro, un genuino invento aeronáutico español, desarrollado por Juan de la Cierva, y que esta expedición quiere poner en valor.

Giménez ha hablado con Efe antes de iniciar la expedición, y ha explicado que se trata de una aventura libre, en la que tanto él como sus dos amigos y compañeros Pablo Benthem y Nacho Yuste, van a disfrutar la experiencia, el paisaje y la vida del continente africano.

Fue este piloto, auténtico entusiasta del autogiro, el que puso en marcha esta iniciativa, llamada «GiroÁfrica», y lo hizo por amor a esta aeronave, de la que destaca su versatilidad» y su capacidad para hacer «maniobras increíbles» a gran rapidez y de un modo «seguro y divertido».

«En 8 años no he tenido ningún accidente», destaca Giménez, que especifica que el autogiro les permitirá aterrizar en sitios muy pequeños y muy angostos, lo que les da total libertad para planificar su ruta por África según la vayan viviendo.

En cualquier caso, los tres tienen un itinerario que parte de Fuente Obejuna, donde está ubicada una de las mayores fábricas de autogiros del mundo, y que tiene como destino Sudáfrica tras atravesar países como Senegal, Marruecos, Malí, Angola, Camerún o Nigeria, con especiales paradas en los parques naturales.

Se trata, según ha añadido, de una ruta que no estaba abierta, que nadie ha hecho, y que, gracias al autogiro, podrán disfrutar volando a baja altura sobre elefantes, ñus o hipopótamos.

«Tiene un punto muy salvaje», afirma Giménez, profesor de autogiro de sus dos compañeros, Nacho (42 años) y Pablo (44 años), de los que resalta que también son muy aventureros.

Aclara que no es un reto de tiempo, sino de distancia, y que en todo momento, el viaje va a estar supeditado a la experiencia, porque uno de los objetivos es conocer la parte más pura de África.

En este sentido, Unicef colaboró con este proyecto y se hizo una campaña para recoger dinero y enviarlo a niños del continente africano, aunque Giménez ha aclarado que el patrocinador de la aventura es Ela Aviación, la empresa fabricante de autogiros.

Esta nave, considerada como la más segura y versátil de su gama, es un instrumento ideal para fines civiles, una alternativa más económica y ecológica que otros medios aéreos, y perfecta para misiones humanitarias.

Para dar a conocer sus bondades, toda su aventura quedará inmortalizada con cámaras, y con la posibilidad sobre la mesa de trasladarlo a un documental.

Horas antes de la salida, Giménez se mostraba muy seguro, sobre todo porque, tras ocho años de vuelo ininterrumpido con autogiro, aseguraba no haber tenido ningún accidente.

Otro cantar son sus familiares y amigos, de los que dice que «no se asustan mucho» porque ya le han visto hacer «cosas raras» en el pasado.

Sea como sea, ésta es la última de las aventuras que va a emprender Giménez, que ha partido hoy desde Fuente Obejuna a Málaga, y que esta tarde saldrá con destino a Tánger, con todo el continente africano por delante a vista de pájaro.

 EFE.

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