Los mismos platos en los que se alimentaban los habitantes del Alto Guadiato hace 2000 años, dispuestos en un triclinio o mesa romana, y alimentos y recetas de la época acercan los modos y costumbres de los antiguos mellarienses a los actuales, gracias a la exposición que bajo el lema A la mesa en Mellaria fue inaugurada ayer en el Palacete Modernista, convertida en una domus -casa-, en cuyo recibidor están preparados tres klinai -lechos-, sobre los que se reclinaban los romanos a la hora de la comida.
La muestra refleja la relevancia con la que contaba esta ciudad que, gracias a su conexión intermodal con el puerto de Córdoba y su cercanía terrestre con Mérida, fue un gran centro comercial de interior. Eso explica que llegaran a Mellaria cerámicas fabricadas en el norte de Italia, el Sur de Francia -zona de Lyon-, el norte de España o las cercanías de Andújar y, además, un altísimo número de ejemplares, «algo que no se esperaba», destaca el profesor y director del proyecto de investigación Ager Mellariensis, Antonio Monterroso Checa.
Mellaria se sitúa en una posición estratégica entre dos capitales romanas como fueron Córdoba y Mérida. Lo hace teniendo a disposición la única vía terrestre que las conectaba, «una de las más impresionantes de toda Hispania romana, la vía Corduba-Emérita».
Preciados minerales
De Mellaria y su territorio salieron por esa vía, en dirección a Córdoba y el río Guadalquivir, innumerables carros cargados de preciados minerales. Esos carros, sin embargo, «no volvían vacíos, lo hacían llenos de otro tipo de productos que se adquirían en el gran centro receptor y redistribuidor de las mercancías que era Córdoba», o bien «los empresarios aprovechaban ese carruaje para hacerlos llegar al interior. Así, mineral que partía, garum o vino de Italia que llegaba», señala el investigador Monterroso Checa.
La colección general cuenta con 3.000 elementos, ya que aglutina todo el menaje de cocina, el de servicio y el de almacenamiento.
No obstante, en esta ocasión se exponen únicamente las piezas más significativas del de mesa, consistente en unos platos grandes que se colocaban en el centro, así como varios cuencos de tamaño pequeño y mediano para uso individual y algunos lucernarios. En cuanto a los cuencos, están fabricados en la ciudad francesa de Lyon, de ahí su importancia, ya que «existe muy poca dispersión en España y especialmente muy poquita en el sur».
Estos tres servicios son reproducciones encargadas de las piezas originales. De estas, las expuestas datan la segunda mitad del siglo I antes de Cristo, «coincidente con el mayor desarrollo económico de Mellaria, por lo que las familias son más ricas. Como ejemplo -subraya Monterroso-, en este periodo Anniano construye un acueducto para Mellaria». Es «la cerámica de moda en ese momento y hay que destacar que treinta años antes de tener Estatuto de Ciudad ya contaba con cerámica».
La que se enseña ahora en Fuente Obejuna correspondería a una familia de clase media-alta y es la de uso diario. En ella se pondrían legumbres, frutas y verduras autóctonas y podrían haber degustado platos como la mazamorra.
Recetas de la época
La muestra se completa con recetas de cocina empleadas en la época, ejemplo de las cuales son las salsas para el pescado -que elaboraban frito y hervido-, los purés de verduras, de hojas de lechuga con cebolla, la de la liebre rellena o sazonada, los caracoles asados y los cocidos con leche.
Además, hay un apartado de didáctica histórica que enseña la historia de Roma basándose en juegos. Así, pequeños y también mayores tendrán la oportunidad de aprender el origen de los meses del año, los días de la semana, los tipos de capiteles en los que terminan las columnas o las provincias con que contaba la antigua Roma.
En el acto de inauguración, al que asistió numeroso público y un grupo de alumnos con su profesor, Javier Goytre, grabando un documental sobre el acto, la alcaldesa, Silvia Mellado, destacó que «los mellarienses necesitamos mantener viva nuestra historia y Mellaria es nuestra referencia en época romana, un enclave crucial en los intereses económicos centrados en la minería, llegando a ser la capital de toda nuestra comarca». Para Mellado, esta exposición aportará «una pequeña idea de la grandiosidad y belleza que debió tener esta ciudad amurallada que fue, con toda certeza, una gran megalópolis, en la que se encuentran construcciones de cierta envergadura, posiblemente con edificios públicos y una importante monumentación, anfiteatro y teatro, donde vivió un importante numero de familias distribuidas en un trazado simétrico y ordenado de viviendas».
Silvia Mellado dio las gracias a la Universidad «por la implicación en este tema», así como a todos los ponentes participantes en el acto cultural, «por la gran aportación realizada por cada uno de ellos».
Para concluir, la primera edil manifestó que «sé que los argumentos en las exposiciones de los profesores que hoy nos acompañan van a potenciar en nuestros corazones el amor más sincero y sencillo sobre nuestro pasado, nuestro patrimonio, nuestros orígenes como mellarienses».
El director general de Universidades, Alberto Marinas, que asistió en representación del rector, José Carlos Gómez, recalcó «el incalculable valor que tiene Mellaria como recurso educativo y patrimonial para Fuente Obejuna y para el norte de Córdoba».
Por su parte, el profesor Antonio Monterroso, director del proyecto de investigación, expuso el estado actual de este y el contexto de la muestra que en esos momentos se abría. En nombre de su padre, Juan Carlos Vera Rodríguez, que es profesor de la Universidad de Huelva, dio a conocer los orígenes de esa colección, con la que cuenta el museo mellariense.
El doctor Manuel Moreno Alcalde, que ha sido el responsable del equipo de alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras que ha catalogado el material, explicó la exposición al público asistente y, finalmente, la doctora María Isabel Gutiérrez Deza desarrolló algunas actividades divulgativas destinadas a los escolares que acudieron, a los que se sumarán los del IES Lope de Vega y los de El Porvenir del colegio rural Maestro José Alcolea.