Más de un centenar de vecinos de todas las edades muestran en el núcleo de población mellariense de Posadilla escenas de la vida cotidiana, juegos infantiles y oficios artesanales que se realizaban en las décadas de los cuarenta y los cincuenta
Aquella mujer que cocinaba unas migas mientras cuidaba a sus padres, sentados ante la chimenea; las partidas de dominó del alcalde, el cura y el médico; la dura labor del esquilador de ovejas o la de las matanceras; el chozo de los pastores y el ajuar de unos jóvenes novios que «hace nada que habían tomado la primera comunión», como decía una madre parturienta, que era asistida por sus vecinas.
Recuerdos para muchos y descubrimientos para un buen número de visitantes que se acercaron ayer a Posadilla para ver como sus vecinos nos trasladan a otra época y lo hacen además, dando lo mejor de si mismos ya que a su hospitalidad, suman la buena gastronomía, ofreciendo embutidos ibéricos, vino de pitarra, pan, gazpacho o roscos, flores y pestiños, para los más golosos.
En la inauguración, el presidente de la asociación de vecinos y amigos de Posadilla, Mateo Díaz, explicó que la iniciativa es «un homenaje a nuestros antepasados», cuestionándose si hoy, que disponemos más medios materiales, somos más felices y agradeciendo el apoyo del Ayuntamiento y de Diputación. La alcaldesa, Isabel Cabezas, felicitó a todos los vecinos y dio las gracias al que ha sido hasta hace algunos meses representante de la Alcaldía, Angel Gallardo, que se recupera de un problema de salud.
Muchos recuerdos en una mirada al pasado en la que también hubo lugar para la fiesta.