Una joven de Fuente Obejuna se dedica a la cría del ovino desde los 16 años
Herminia Murillo considera que el trabajo en el campo «es una alternativa bastante buena, pero hay que estar concienciado»
Herminia Murillo comienza a ayudar a su padre en el campo cuando contaba con tan solo 13 años, labor que compaginaba con sus estudios de ESO. A los 16 solicita una subvención a la Junta de Andalucía y se convierte en titular de su propia explotación, a la que denomina Villa Herminia. Pertenece a la comercialización de ovinos de Covap, firma para la que cría corderos. Esta joven, que ha llegado a cuidar de 500 ovejas paridas, recuerda aún la cara de unos ganaderos «que vinieron a darme un borrego y se quedaron pillaos , porque pensaban que era un poco macho, o algo así». No obstante, es consciente de que se desenvuelve en un mundo de hombres y explica que «no me he encontrado nunca un problema y no veo ninguno en que la mujer trabaje en el campo», añadiendo que «el problema es el que tú te quieras encontrar», además, destaca, «tengo una explotación adaptada a mí, mecanizada, en la que no tengo que hacer muchos esfuerzos».
Para Herminia, lo más complicado de su profesión es que «acapara mucho tiempo y te pierdes muchas cosas», explicando que su jornada comienza «al salir el sol» y que el horario lo marcan las necesidades del ganado. «Que están de rastrojos, te vas antes; si está estabulado, más tarde y si paren, lo haces más temprano o trabajas a jornada completa. Las ovejas te marcan el ritmo de trabajo, que se aprende con la práctica, con la experiencia».
No obstante, indica que «la mañana es segura de trabajo, son como mínimo ocho horas diarias, incluidos sábado, domingos y fiestas», ya que, especifica «ellas comen, como tú».
Lo que más costó a Herminia fue «al principio, madrugar, no poder quedarte en la cama un poco más el sábado. O los días en que está todo el mundo de fiesta y tú no puedes. También la lluvia y el calor». Las ventajas son «que estás en algo que te gusta, tuyo, eres libre. Además, respiro aire puro, estoy a diez minutos de mi casa y no me tengo que arreglar para ir a trabajar».
Esta joven también cuida de sus caballos, perros y gallinas, ya que ama tanto a los animales que le hubiera gustado ser veterinaria y reconoce que hubiera debido continuar estudiando, debido a que «el campo necesita mucho papeleo. Un 30% de las cosas es papeleo, como el libro de explotación, de medicamentos… y hay que llevarlos al día», ya que «si no llevas bien los papeles, te la estás jugando y además, tienes que hacer muchos números». En ese sentido, Herminia manifiesta que su meta sería «llegar a contar con una explotación grande y contratar a alguna persona», reconociendo que, debido a la crisis «he recortado ganado, pero lo tengo mejor atendido», afirma optimista.
La mellariense lamenta que «se estén acabando los pastores, porque a un chaval con 18 o 20 años le pones una oveja delante y no sabe qué es la práctica», y considera que el campo «es una alternativa bastante buena, pero hay que estar concienciado».