EN ESTA SOLEDAD DE BRUMAS
En este castillo de silencios, en este guarecerse que es la noche, te pienso, curva, redoble agarrado a mis entrañas, a mi locura de crecer un hálito de sombra de mí mismo, un alba a imagen de la aurora, un fuego que inundara hasta extinguirse Hijo, pedazo de mis sueños, hermano de tu noche y de mis brazos, de tu corazón trotando con el mío, de tu comunión fiebre enamorada. Hoy te sueño medida con que avento nuestro surco, nuestro anónimo brotar para ceñirnos a un campo de mesura, de cariño aventurado hasta las cimas, de picachos para atarnos –blanca soga- y hacer la siembra de susurros de palomo, de paloma en este palomar que es nuestra casa.
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Román Jurado Brieva
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