ENCUENTRO
La conocí vibrando; y, en la quietud herida, sus labios aspiraron el rosa de la luna. parecía una diosa: pretendía el silencio o la tibia maraña de dos manos unidas. Un beso de delfines rozándose en la niebla dibujó en nuestros rostros la fe de una sonrisa. yo la amé como un niño que acaricia una estrella.
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Manuel A. Gahete Jurado
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