AL AGRICULTOR
Agricultor, agricultor,
hombre duro y abnegado,
Hombre gallardo y tenaz,
por la sociedad discriminado.
Que de ilusión y mesura,
por Dios ha sido colmado,
para llevar con orgullo,
la cruz que te ha tocado.
De tus padres aprendiste,
y ellos de tus antepasados,
esa experiencia tan sabia,
que es tu libro sagrado,
de cómo sacar a la tierra,
ese fruto tan codiciado.
Ser agricultor muchos intentaron,
y solamente lo son aquellos que lo mamaron.
Del oficio del labrador,
muchos viven engañados;
les parece cosa fácil,
a Doctores y Letrados,
y todos ellos fracasan,
cuando el oficio han trucado;
y ven que es tan difícil,
el libro, como el arado.
Tú sabes cuidar la tierra con ternura,
te entregas en cuerpo y alma,
sin temor a la aventura;
sabiendo el riesgo que corres,
y lleno de templanza y mesura,
vas arrancando poco a poco, una a una,
las cosechas presentes,
las posibilidades futuras.
De la sociedad mereces,
más protección y amparo,
que reconozcan tu labor;
que es la de gran artesano,
pues eres el más noble,
el más trabajador y honrado,
y el que mejor sabes respetar,
familia, moral y Estado.
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