Archivo de diciembre de 2010

Un grupo de mujeres del término municipal de Fuente Obejuna tiene la ocasión de celebrar estas fiestas de forma diferente, tras acudir anoche a una cita en la que se dan a conocer distintos y sugerentes productos de ´Los secretos de Lulú´.Pasar una noche de fin de año más divertida, cumplir con el ritual de vestir alguna prenda de color rojo en Nochevieja, buscar algo no habitual para regalar o… ¡las tres opciones a la vez!, fueron algunos de los motivos por lo que numerosas mellarienses decidieron acercarse ayer a una reunión en la que ofertaron una buena variedad de productos que fueron presentados bajo el sugerente nombre de Los secretos de Lulú .Además de favorecer los encuentros íntimos, no hay que olvidar – sobre todo en los tiempos que corren -, que este tipo de actividad supone una alternativa laboral para su promotora, en este caso para Laura Alejandre, una joven de la localidad que comenzó hace tres semanas dando a conocer estos artículos en la localidad pacense de Berlanga, en Peñarroya-Pueblonuevo, Valsequillo y La Granjuela.Las sesiones han contado con «muy buena aceptación», en palabras de Laura y varios de los testimonios de Fuente Obejuna así lo confirmaron, como el de Susana García, quien calificó la reunión como «iniciativa estupenda, porque así le quitamos el tabú a cosas que son naturales». Susana destacó además que «estos temas antes, solo podían tratarlos los hombres». Por su parte Lorena destacó que «es necesario echar un poco de imaginación para romper la monotonía de la relación de pareja».

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María José Robas, Joaquina Alonso y Manuel Gahete

La primera obra de la poeta mellariense Maria José Robas, titulada Algo de mí fue presentada en Fuente Obejuna. En el acto, la concejala de Cultura, Joaquina Alonso, manifestó que «siempre es satisfactorio apoyar la aparición de un nuevo libro de poemas y más tratándose del de Maria José, que pertenece al club de lectura de la biblioteca municipal».

Por su parte, el escritor, académico y cronista de la villa, Manuel Gahete, prologuista del libro, comentó algunas de las temáticas de la obra como el amor, el desamor, la necesidad de escribir o el paso del tiempo y definió la poesía creada por Maria José como «de corte popular, influida por San Juan de la Cruz, Bécquer, Machado, Lorca o Juan Ramón Jiménez».

Maria José Robas ha explicado que Algo de mí es un compendio de sus poesías escritas entre 1965 y 2009.

El acto finalizó con un concierto de la banda, dirigida por Salvador Balaguer.

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Pedro Barbero, Francisco Zurera y Aurora Rubio, ayer en la reunión del GDR

En el consejo territorial del Grupo de Desarrollo Rural (GDR) Valle del Alto Guadiato, celebrado ayer en Fuente Obejuna al que asistió su presidente, Pedro Barbero, y el delegado de Agricultura de la Junta, Francisco Zurera, fueron aprobados once proyectos que supondrán una inversión de 3.745.993,39 euros para los municipios de Peñarroya-Pueblonuevo, Belmez y Fuente Obejuna, a los que les fueron concedidos un total de 726.362,18 euros de ayudas, procedentes del plan europeo Lidera, que gestiona actualmente el Grupo de Desarrollo.

Estas subvenciones supondrán el mantenimiento de 45 empleos y la creación de 16, de los que 10 serán para jóvenes y 4 para mujeres. Hasta estos momentos, la inversión en la zona de acción del GDR ha ascendido a 4.943.174,37 euros y la ayuda contabilizada era de 1.123.246,68.

El delegado de Agricultura, Francisco Zurera, anunció que «el GDR Valle del Alto Guadiato dispone ahora de una cifra de 4,8 millones de euros y es el grupo con un mayor porcentaje de fondos en este marco comunitario para el inicio del 2010 y 2011», añadiendo que «luego, en el 2011, tendremos una parte importante de dinero».

Zurera alabó la labor de los Grupos de Desarrollo y destacó que «los protagonistas de este momento son los empresarios que tienen iniciativa y creen en el proyecto de los GDR» y subrayó que «no es casualidad que desde hace 20 años, en Andalucía no haya desaparecido ningún municipio, es debido a la apuesta de unos políticos que llevamos trabajando durante todo ese tiempo, en aras del desarrollo rural».

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Cada año hay nuevos cuadros en la esceneficación del nacimiento de Cristo.Han participado unas trescientas personas de todas las edades.

Cada año son más los rincones del núcleo de población mellariense de Navalcuervo en los que se representa alguna escena del belén viviente, tantas, que se acercan ya a la treintena. A las que cuentan con más aceptación, como la de la anunciación del ángel, las lavanderas o la cueva donde se ubica el Nacimiento, se unen otras como la que representan la posada, el mercadillo, el palacio de Herodes, el zapatero o las matanceras y las novedades de este año: un ciego pidiendo limosna, una encajera o un pescador que hasta pudo capturar peces porque la puesta en escena de este belén crece al igual que lo hacen los visitantes.

Este año, a los residentes de la provincia se unen los que se acercaban a la aldea desde la comunidad de Extremadur. Todos se dan cita para ver la representación dirigida por el grupo de teatro La Tramoya en la que han participado unas trescientas personas con edades comprendidas entre los tres meses y los 65 años. La iniciativa comenzó hace seis años y la puso en marcha la asociación de vecinos Nuestra Señora de la Piedad y la juvenil denominada Los de la Perrilla.

Hoy cuentan con la ayuda de numerosos patrocinadores y la actividad se ha visto ampliada con una verbena que se celebra después en la carpa acondicionada con calor para mitigar los rigores del frío típico de estos días. Allí pudo degustarse el café o el chocolate caliente en la que los organizadores denominan «pequeña cafetería rural», además de los dulces elaborados por las mujeres de la asociación, que siguen fielmente las indicaciones «de las recetas de las abuelas».

Y es que ayer, día de Navidad, Navalcuervo se convirtió en un concurrido Belén.

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José María Jurado es un artesano que está dejando un gran legado a su pueblo.

Es tan modesto que repite hasta la saciedad que «yo no soy tan importante para salir en el periódico». Y tan honesto que son innumerables las personas que le aprecian. La vida de José María Jurado Alcalá ha estado siempre ligada a Piconcillo, núcleo de población mellariense que cuenta con algo menos de un centenar de habitantes, con una gran afición a la astronomía y con unos paisajes realmente bellos. Ahí comienza la historia de este mellariense que cuando solo contaba con 16 años tuvo que trabajar, primero en la construcción –en los astilleros de Bilbao– y más tarde, como camarero en Suiza.

Tras aproximadamente otro medio año en Bilbao, la crisis lo lleva hasta las plataformas del Mar del Norte, desde las que regresa en 1971 a Piconcillo, fecha en la que conoce a la que hoy es su mujer, su amiga, su principal apoyo y la madre de sus hijos, Carmen Romero Fernández. No obstante, José María debe volver a Suiza, donde consigue empleo en unos viveros de árboles, pero viene al núcleo mellariense para casarse primero y, más tarde, para que Carmen pueda dar a luz en Piconcillo a su primogénito, Alberto. Cuando esto sucede emigran a Reus y Jurado Alcalá consigue trabajar en una empresa petroquímica, de refinería e instalación de tuberías. Nacen sus hijas Mónica y Sonia y una nueva crisis laboral les trae de nuevo hasta Piconcillo, donde instalan un mesón. No obstante, José María realiza un curso de fontanería «para perfeccionar mi trabajo y así poder tener más salidas». Después trabaja en El Cabril instalando las tuberías de abastecimiento de la planta de hormigón. El diploma de su curso lo envían al Ayuntamiento, donde trabajará hasta su jubilación, en el 2007. Jurado Alcalá realiza tareas de fontanería y carpintería metálica, colaborando en la confección de la estrella de la ilusión de la cabalgata de los Reyes Magos, en faroles para la Semana Santa o en distintos elementos de atrezzo para las representaciones de Fuenteovejuna , de los que en la pasada edición le dijeron que «eran piezas de museo», refiriéndose a los que fueron utilizados en las escenas de tortura.

Este mellariense también tocó el saxo durante cinco años en la banda, afición que comparte con su hijo Alberto, quien estrenó su primera suite en enero del 2007. A raíz de la boda de una de sus hijas, José María fabricó para la iglesia una cruz, una veleta y un atril, además del soporte de uno de los cirios. A sus vecinos les ha hecho varios onofres y en estos momentos está reparando un trillo antiguo. Pero como el amor por su aldea y la generosidad de este hombre no tiene límites, a la entrada de Piconcillo, en el denominado Parque de la Carretilla, ha realizado en piedra un pequeño muro, un arriate y, en la pared, una hornacina con la Virgen del Carmen, en honor a su pareja.

Por la misma zona ha instalado unos arados y en algunas calles las placas con sus nombres, sujetas con elementos de forja.

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