Fuente Obejuna celebró ayer la onomástica de su protector recordando el cincuentenario de la reforma de la ermita.
La relación entre los mellarienses y su patrón, San Sebastián, es siempre de agradecimiento. Al Santo que una vez libró a Fuente Obejuna de la peste se le recuerda todos los años mediante una novena celebrada en su ermita, que finaliza el día de su onomástica con una misa, concelebrada por los párrocos Juan Laguna, Matías Fantini y Sergio Rojas. Este año se ha conmemorado el cincuentenario de la reconstrucción del templo, cuyos gastos fueron sufragados por los vecinos y en la que los albañiles trabajaron gratis. Hablamos de 1959. Por aquellos años Miguel Castillejo era el párroco mellariense y fueron organizados unos actos especiales con motivo de la bajada del patrón desde la parroquia de Nuestra Señora del Castillo hasta su sede actual. Lo recuerda Antonio Zurita, muy involucrado en la recuperación de la celebración del día de San Sebastián, junto a un grupo de vecinas de las calles cercanas a la ermita. Conmemorando el aniversario, este grupo que desinteresadamente trabaja para honrar al patrón, ha realizado colgaduras en color granate con pasamanería dorada y la insignia, que han distribuido en las calles Santo, Plaza San Sebastián y Mata. En la misa se bendijo la bandera pintada a mano por Mati Cortés y tras la procesión se hizo lo propio con las naranjas que se lanzaron a los asistentes, antes de la rifa del «nabo de San Sebastián», hortaliza donada por Obdulio Calero. El Ayuntamiento invitó a todos a migas en el antiguo colegio Manuel Camacho.