A la espera de un milagro.

Foto: Eva M. Heras

Siete frailes de la localidad, en la lista de los 498 mártires recientemente beatificados.

Entre los 498 religiosos asesinados en la Guerra Civil y beatificados por la Iglesia el 28 de octubre se encuentran siete frailes del convento franciscano de Fuente Obejuna, ejecutados en Azuaga al comienzo de la contienda. Esto hizo que el evento se viviera con un especial fervor en la localidad cordobesa, que celebró una serie de actos religiosos que contaron con la presencia de numerosas personalidades.

Los actos conmemorativos comenzaron el sábado 16 de junio, en la cripta del convento franciscano de Fuente Obejuna, con la exhumación de los restos mortales de los frailes —José María Azurmendi, Francisco Jesús Carlés, Félix Echevarría, Luis Echevarría, Simón María Rodríguez, Antonio Sáez de Ibarra y Miguel Zarragua— y su traslado a unas urnas que fueron lacradas. Habían pasado cerca de 71 años desde que, en julio de 1936, los siete religiosos fueran detenidos en Fuente Obejuna, donde permanecerían dos meses bajo arresto y cuyo comité revolucionario local se opuso a su ejecución. Por ese motivo fueron trasladados al vecino pueblo de Azuaga (Badajoz) donde fueron ejecutados en el cementerio los días 21 y 22 de septiembre. Los religiosos, casi todos procedentes del norte de España, tenían edades comprendidas entre los 22 y los 66 años.

La solemne ceremonia de beatificación del 28 de octubre, celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano y presidida por el papa Benedicto XVI, contó con la presencia de una delegación formada por 14 mellarienses encabezados por la alcaldesa Isabel Cabezas. El acto fue seguido por televisión desde el convento franciscano de Fuente Obejuna, con las urnas que contenían los restos de los religiosos situadas en el camarín de la iglesia y tapadas por una cortina. En el momento de la beatificación, se descorrió la tela para que pudieran ser contempladas por el público asistente, mientras que todas las campanas del municipio repicaban a la vez. Por la tarde se realizó una procesión.

Foto: Eva M. Heras

Posteriormente, los días 8, 9 y 10 de noviembre se celebró en la iglesia de San Francisco un triduo que finalizó con una ceremonia en acción de gracias presidida por el obispo de Córdoba, Juan José Asenjo. Para la ocasión se engalanaron las calles, las mujeres se ataviaron con mantilla y las campanas repicaron temprano anunciando el acto. Entre los asistentes a la solemne eucaristía del convento de los Padres Franciscanos, en la que cantó la coral de la vecina localidad pacense de Llerena, se encontraban, además de las autoridades locales, el primer edil de Azuaga y numerosos representantes de la sociedad civil y religiosa.

En su homilía, monseñor Asenjo resaltó las cualidades de los beatos, añadiendo que “vivieron de cerca la palabra y fueron apóstoles convincentes de Jesucristo. Nunca renegaron de su condición de sacerdotes o consagrados”. Más tarde, el obispo afirmó: “Nuestro mundo cerrará sus heridas con la revolución silenciosa de la santidad y el amor”, anunciando finalmente que las urnas que contienen las reliquias se incorporarán a un nuevo altar que se construirá en la iglesia de San Francisco.

Tras la misa, la alcaldesa afirmó que “el Ayuntamiento ha estado presente tanto en Roma como aquí, en un hecho histórico que ocurrió en Fuente Obejuna”. El obispo de Córdoba pidió a los mellarienses “que custodien con piedad las reliquias de estos mártires y que se encomienden a ellos”. Y añadió: “Dios quiera que pronto podamos tener un milagro que haga posible la canonización”. A este deseo se sumó el párroco de la localidad, Carmelo María Santana, quien expresó su deseo de que la Iglesia de San Francisco “sea un santuario de los mártires y que la gente les tome cariño y les rece para ver si se consigue ese milagro que falta para el paso definitivo, que es la canonización.”.

Por su parte, el prelado de honor de Su Santidad e hijo predilecto de la villa, Miguel Castillejo, afirmó que había pedido “al Señor para que Fuente Obejuna se convierta en un centro de atractivo turístico también por la fe, que sea un centro de peregrinación, que esta iglesia se convierta en un santuario donde vengan de todas partes del mundo a encomendarse a estos santos”.

Ya ven… en Fuente Obejuna, todos esperan un milagro.

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