Los jóvenes de la aldea mellariense de Argallón celebraron la fiesta de las comadres y los compadres alrededor de las hogueras de la Candelaria.
No están muy claros los orígenes de esta fiesta, pero todo indica que era una forma de facilitar las relaciones e incluso pudiera ser que de esta manera se fomentaran los noviazgos entre residentes en Argallón, según explicó el concejal de Cultura, Jesús Cabezas Benavente.
Sea como fuere, es ciertamente curioso que la tradición de la elección de comadres y compadres haya durado hasta nuestros días. Este hecho se produce durante la celebración de la Candelaria.
Una vez encendidas las hogueras, los nombres de las personas solteras de todas las edades son escritos en trozos de papel e introducidos en dos bolsas diferentes, según sean mujeres u hombres. Más tarde, se saca uno de cada saquito y de esa forma se forman los emparejamientos.
A partir de este momento, además de ser compadre y comadre durante todo el año, deberán intercambiarse regalos. Obsequios que serán de todo tipo, ya saben: flores, perfumes, bombones… y más o menos generosos dependiendo, lógicamente, de lo que a cada uno y cada una le guste aquella persona que el azar le ha designado.
Alrededor de cien han sido los emparejamientos realizados este año en Argallón. Comadres y compadres que el año próximo ya no estarán solteros o volverán a intentarlo a la luz de las candelas para ver si esta vez, de verdad, encuentran a su pareja.