Eso es al menos lo que debieron pensar los participantes de la I Reunión Nacional de Autogiros celebrada en la villa mellariense, aquellos que disfrutaron de la belleza del término municipal desde el aire y la treintena de aficionados a esta disciplina que eligieron la ocasión para celebrar su bautismo aéreo, que como toda primera vez, también tiene su aquel.
La idea de organizar esta reunión surgió de Emilio López Alemany, gerente de ELA Aviación, la única empresa que en España se dedica a la construcción y venta de autogiros y que, desde hace un año, está instalada en el polígono industrial de El Blanquillo. Emilio, que también lleva años pilotando estos aparatos, quiso celebrar el 10º aniversario de la compañía reuniendo en el campo de vuelo de Fuente Obejuna a aficionados al autogiro de todo el país. Pero, a pesar del carácter nacional del encuentro, la cita superó las expectativas con la asistencia de pilotos llegados de Italia, Francia y Austria que pusieron color internacional a la jornada. Junto a ellos, aficionados de lugares como Navarra, Canarias o Toledo; medio millar de pilotos que participaron en paseos aéreos y gymkanas por el cielo de la villa. Pilotos como Paolo, procedente de Sicilia, Fernando Roselló, militar de helicópteros del Ejército del Aire o Antonio Peña, de la ciudad cordobesa de Cabra, que alabaron la belleza de la localidad y se congratularon por esta iniciativa, que permite que los aficionados al autogiro compartan, además, sus experiencias; esta vez, en el cielo de Mellaria.
En 1920, el ingeniero murciano Juan de la Cierva patentaba una aeronave que empleaba el principio de autorrotación. La llamó autogiro. Un aparato de alas giratorias en el que las palas del rotor son movidas por el aire y no por un sistema de motor, es decir, autogiran. En 1924, en el aeródromo de Getafe y pilotado por Alejandro Gómez Spencer, el autogiro realizaba su primer vuelo recto y controlado. Era el prototipo C-4; un año más tarde, el C-6, algo más evolucionado, lograba recorrer los 11 kilómetros que separaban el aeropuerto militar de Cuatro Vientos y el campo de aviación de Getafe, realizando así el primer vuelo fuera de un aeródromo. El autogiro comenzaba así su época dorada.
Han pasado desde entonces muchos años y, a pesar de que la aparición del helicóptero casi lo hace desaparecer, el autogiro ha vuelto a resurgir. Diferentes iniciativas, como este encuentro, lo han hecho posible. (Foto: Eva Mª Heras)