A media tarde salió del convento de San Francisco la hermandad Nuestra Señora de la Soledad, que cuenta con dos pasos, el de la Virgen que da nombre a la cofradía y una desnuda cruz ataviada con un blanco sudario. Su peculiaridad es que la conforman mujeres vestidas de negro con la cabeza cubierta con velo o mantilla. La cruz es portada por jóvenes féminas y una de las novedades de este año es que estuvieron dirigidas por María Flor Zurita, que fue la primera capataz de este paso.
A la una de la madrugada del domingo, el encuentro del Resucitado con Nuestra Señora de Gracia puso fin a una Semana Santa en la que el Santo Entierro estrenó ciriales, cruz y faroles de guía, la Misericordia las obras de la ermita de la Caridad y se celebraron los cincuentenarios de La Borriquita y de la Virgen de la Esperanza.