“!Una ludoteca! ¿Y, eso qué es?”, se preguntaban intrigados los niños de la aldea mellariense de Posadilla mientras miraban con curiosidad los preparativos de Inmaculada Valenzuela, la animadora sociocultural desplazada por el Ayuntamiento para pasar la tarde con ellos. Pronto salieron de dudas y comprobaron que era algo guay; que sin videoconsolas y televisión, también se puede uno divertir; y que las tijeras, el pegamento y los lápices de colores deban para mucho…
Precisamente ése era el objetivo de la ludoteca itinerante, una iniciativa programada y financiada por el área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Fuente Obejuna, que durante Febrero y marzo ha recorrido las aldeas de Posadilla, Argallón, El Porvenir, Ojuelos Altos, Cardenchosa y La Coronada, acercando a los niños formas de jugar que desarrollen su creatividad y autonomía personal, pero sin perder de vista a los compañeros. En palabras de Inmaculada Valenzuela: “Hemos buscado realizar juegos grupales favorecedores de la socialización, y que fomenten la adquisición de hábitos de convivencia y de diversión compartida”. La idea, pensada en principio para niños de 6 a 12 años, hubo que ampliarla a participantes desde los 4 hasta los 14 años, porque, una vez puesta en marcha, nadie se la quiso perder.
La ludoteca visitó cada aldea cuatro veces a lo largo de cuatro semanas, en sesiones de hora y media. En la primera semana, que coincidió con el Carnaval, los niños realizaron sus propias caretas; en la segunda, realizaron un enorme collage con recortes de revistas; en la tercera los participantes hicieron su propia pala y pelota de playa empleando material reciclado -concretamente tetrabriks y guantes de goma-; y el la última semana, dibujaron un mural que recogiese cómo estaban las barreras arquitectónicas que había que eliminar, dónde dondrían las zonas verdes que faltaban…
La experiencia ha resultado excelente y gratificante en las dos direcciones. Valenzuela, como monitora, la califica de “muy positiva, porque nunca antes había trabajado con niños. Ha sido magnífico enseñarles y ver cómo se desarrollaba su imaginación”. Por su parte, los niños, que al principio la miraban extrañados y expectantes, le dedicaron el mejor elogio: coincidieron en que la experiencia había durado poco. “¿Por qué te vas? ¿Cúando vuelves?”, decía a la monitora un apenado Cristian de Posadilla. “!Esto se ha acabado demasiado pronto!”, se quejaba su amigo Dani.
Isabel Cabezas, concejala de Asuntos Sociales, visto el éxito, ha prometido estudiar la idea de extender la experiencia piloto al resto de aldeas y a la propia Fuente Obejuna y, si procede, repetir el año que viene. “!Bieeen!”, ¿Los oyen.