DIARIO LA VOZ (CÓRDOBA)
Nº 4829 (5 de Abril de 1932)
Sección: Detención de los autores de un doble crimen.
(Texto pág.3)
– Por la benemérita de Fuente Obejuna han sido detenidos los autores del doble crimen cometido en la aldea de Cuenca.
Los detenidos convictos y confesos, después de explicar la forma en que cometieron el crimen, cuyo móvil ya se ha dicho fue el robo, se encuentran en la cárcel de Fuente Obejuna.
El teniente de la Guardia Civil de dicho pueblo don Amador Martín, que ha descubierto los autores, está siendo muy felicitado.
DIARIO LA VOZ (CÓRDOBA)
Nº 4830 (6 de Abril de 1932)
Sección: Desde Fuente Obejuna.
(Texto pág.12)
Del espantoso crimen de aldea de Cuenca.– Anoche llegaron conducidos por la Guardia civil, los autores del bárbaro asesinato cometido en dicha aldea. Las víctimas, Manuel Castillejos Santarén y su esposa Matilde Valverde Medina, de 46 y 42 años, respectivamente, fueron encontrados muertos en su casa en posición decúbito supino él y decúbito prono ella; ésta presentaba además del enorme tajo en el cuello que le causó la muerte, otro corte de grandes dimensiones en el brazo derecho que demuestra quiso defenderse.
Él presentaba asimismo otro tajo en el cuello que separaba la cabeza del tronco.
Este cobarde y bárbaro suceso sería motivo para hacer una información amplia que permitiera conocer todos los detalles, pues solamente hemos de consignar los más importantes, ya que estos son la consecuencia de las últimas declaraciones de los criminales.
José Esquinas, de estado casado, y Fernando Ferrer, soltero, ambos de Cuenca, convictos y confesos de tan bárbaro asesinato penetraron en la casa de las victimas, la noche del Viernes Santo. Estos mataron primeramente a la pobre Matilde; a los gritos de ésta acudió su esposo, que sin darle tiempo a defenderse fue sorprendido por los asesinos y uno de ellos por la espalda le dió un tremendo tajo en el cuello que le separó la cabeza del tronco.
Los criminales, José y Fernando, después de cometido el crimen, echaron agua en un cubo y tranquilamente se lavaron; después se salieron cerrando la puerta. Al día siguiente, se fueron a trabajar y por la noche volvieron a la casa del crimen para dedicarse tranquilamente a la busca del dinero (objeto del crimen). Como resultado de su registro encontraron una cantidad que repartida entre ambos tocaron a unas 600 pesetas aproximadamente.
Fernando Ferrer entregó a un hermano suyo, Jorge Ferrer, cuñado del otro criminal José Esquina, la cantidad que le correspondió para que se le guardara y encerró el dinero en un bote de lata y lo enterró. Por este motivo y como encubridor, puesto que no debía parecerle que la cantidad entregada por su hermano tuviera una procedencia legal, ha sido conducido a esta cárcel juntamente con los demás asesinos.
Como los criminales pretendían que el asesinato permaneciera en la más perfecta impunidad y con el fin de evitar sospechas y alarmas en los vecinos, estos se entraron en el corral y dejaron comida preparada a una cabra y otros animales.
Efectuada esta operación se marcharon tranquilamente, llevándose la llave de la casa.
Transcurridos unos días y como a los animales les faltaba la comida y agua, algo debieron notar los vecinos, que alarmados por esto y al ver cerrada la puerta unos días, pusieron en conocimiento de las autoridades sus sospechas y acto seguido se personó el juzgado de Fuente Obejuna, el médico forense don Francisco Miras Navarro y la guardia civil al mando del teniente y jefe de la línea don Amador Martín.
Así que los cadáveres permanecieron en la casa desde el viernes santo hasta el jueves de la semana siguiente, en que fue descubierto el crimen.
Una vez practicada la autopsia por este forense (que pasó toda la noche en la aldea de Cuenca, llevando un trabajo penoso), fueron enterrados el viernes.
Al entierro, que constituyó una imponente manifestación de duelo y una protesta por tan alevoso crimen, acudió personal de Granja de Torrehermosa, toda la aldea de Coronada, la barriada minera de Santa Bárbara y todo el pueblo de Cuenca. El acto lo presidían el juez don Manuel Pequeño, personal del juzgado, teniente de la guardia civil, sargento Ballesteros, don Javier Pacheco, don Rafael Lage y autoridades de Cuenca.
Los asesinos José Esquinas y Fernando Ferrer, como si nada hubieran hecho, asistieron al entierro de las víctimas.
Justo es consignar un merecido elogio a la guardia civil de Fuente Obejuna, por la intensa labor llevada a cabo para esclarecer los hechos y quiénes eran los asesinos.
El teniente don Amador Martín y el sargento don Enrique Ballesteros pueden apuntarse un triunfo por su brillante labor.
Es digno de tener en cuenta la actuación de tener tan benemérito cuerpo, que si bien supo trabajar sin descanso para que este crimen que ha consternado al tranquilo y noble pueblo de Cuenca, no quedara en la impunidad, también supo defender de las iras del pueblo a los desgraciados asesinos para que no sucediera lo que en Don Benito, tomarse el pueblo la justicia por su mano.
Varios días han permanecido las autoridades judiciales en la aldea. Trabajo intenso para el juez, secretarios y alguacil señor Horcajas. Labor meritísima la del agente de policía local de la Brigada Social en ésta don José Hernández. Todos han trabajado sin descanso, todos interpretando el sentir de un pueblo honrado como Cuenca han contribuido a poner en claro este repugnante suceso.
Nosotros también nos asociamos al dolor de este pueblo y también protestamos de que entre una comunidad de hombres trabajadores y honrados puedan convivir seres de esta naturaleza.
Corresponsal.
DIARIO LA VOZ (CÓRDOBA)
Nº 4831 (7 de Abril de 1932)
(Texto pág.9)
Los autores de un horrible crimen .- Jorge Ferrer Caballero, José Esquina Cano y Fernando Ferrer Caballero (El francés), autores del doble asesinato cometido en Aldea de Cuenca (Fuente Obejuna).
(Texto pág.14)
Sección: El doble crimen de la aldea de Cuenca.
Diligencias policiacas.– Ayer regresaron de la aldea de Cuenca (Fuente Obejuna) los agentes de Vigilancia señores Herrera y Hernández, después de realizar diligencias relacionadas con el doble crimen cometido en dicha aldea y del que ya dimos la oportuna cuenta.
Las diligencias practicadas por los mencionados agentes han dado un buen resultado y han contribuido a poner en claro algunos de los puntos de esta tragedia que se encontraban oscuros.
DIARIO LA VOZ (CÓRDOBA)
Nº 4837 (13 de Abril de 1932)
Sección: Tribunales.
(Texto pág.9)
Juicios para mañana.- Ante la sala segunda se verá la causa por hurto, procedente del juzgado de Fuente Obejuna contra Elías González.
Defensor, señor Espina. Representante, señor Ramírez.
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(Texto pág.11)
Sección: Al margen de un artículo.
– Respeto para todas las ideas, libertad para todas las opiniones; consideración cortés para todos los gustos; he aquí los postulados de una verdadera conciencia libre y a tono con la época.
Y decimos esto, a propósito del artículo publicado en La Voz de Córdoba, por don Eugenio de Silva, en la que ¡una vez más! se plantea el «hondo» problema, de la capitalidad del partido judicial de Fuente Obejuna; cuestión que interesa a unos pocos, perturba a otros y en definitiva, no sabemos que resuelva otra cosa…que un problema de estética geográfica.
Porque en efecto, Fuente Obejuna, por su mal, no está en el centro de un partido, degracia que comparten con ella muchas capitales de Estado, y todas – ¡Todo sea por Dios! – las cabezas de provincia marítima; ¡mal año para Cádiz, Málaga, Barcelona, etc., etc.!
Claro está que nosotros queremos hacer al distinguido articulista la justicia de creer que esta razón no es la única, ni siquiera la más fundamental, que esgrime contra la arcáica capital de su partido. No, esto sería algo así como si nosotros nos defendiésemos alegando añejas tradiciones…¡No, por Dios!
¡Bueno están los tiempos para abolengos!
Aparte de que nosotros, modestamente, ignorábamos que nuestra capitalidad se fundara en aquél soplo de rebeldía, gesta heróica de ciento contra uno… No, decididamente renunciamos al abolengo.
Lo probable sería que cuando se dió la capitalidad tan discutida, fue…sencillamente, porque no había a quién dársela. Si se la hubiera disputado tan distinguido adversario, seguramente se queda sin ella. ¡Ay! ¡Usted no sabe lo bien que saben defenderse los hijos de aquellos héroes inmortalizados por Lope!. Se la dieron por que en aquella hora, ninguna de las Villas de hoy, ¡cosas de la vida! la «atalayan» por encima del hombro, tenía condiciones de «habitabilidad» para disputársela. Y es claro, Fuente Obejuna con su núcleo de población, con sus 14 Aldeas, hoy 18 o 20 y con sus tierras más que relativamente buenas, era una especia de rincón deleitoso… Pero ¿hoy?, ¿quien le va a negar hoy la «potencialidad económica» (con perdón) a un Peñarroya-Pueblonuevo, a un Bélmez o a un Espiel?. Nadie, seguramente.
No hay nada, señor, de razones históricas.
Vayan pues al histórico cesto de los papeles.
Entonces, ¿qué?, ¿será la densidad de población la que decida el pleito? ¿Que hacen entonces con Barcelona y Madrid, Jerez y Cádiz, Cartagena y Murcia? En otro orden de consideraciones, Gijón podría habérselas con Oviedo, Ferrol, con la Coruña, Linares y Andújar con Jaén y hasta Valparaiso con Santiago de Chile y Nueva York con Washington… No, tampoco es eso. La vida moderna, tan varia y tan activa, determina, en períodos de tiempo insignificantes para la história, pero enorme para la efímera existencia humana, tales cambios en el desenvolvimiento de los pueblos, que si a ellos nos hubiésemos de sujetar estaríamos siempre pendientes de un hilo… Una feliz explotación minera, una floreciente industria o un cultivo agrícola afortunado, cambian en pocos años la vida de una comarca. Y por eso no se apresuran los Gobiernos a cambiar la organización política, administrativa o judicial. Hay intereses creados al calor de esas instituciones, organismos que viven a su amparo, cosas en fín, que no vale la pena de destruir por el gusto hasta cierto punto plausible de las innovaciones… Bien está que «Pro Salus Populi» se causen daños, si hace falta, pero si no la hace, ¿por qué y para qué?.
Las comunicaciones… Pero eso es un tópico. Aparte de que Fuente Obejuna con ferrocarril, con carreteras, con líneas de autobuses, está tan comunicado como cualquier otro pueblo de su categoría, ¿dejarán de tener que viajar los vecinos de un partido a uno u otro pueblo por el hecho del cambio?. Y una vez que hay que viajar, significan tanto diez, doce o quince kilometros?. Ya sabemos que el ideal sería que cada ciudadanos tuviese al juez en su propio bolsillo – y ya estaba fresco – pero si eso no puede ser y si quedan aún en la Audiencia Provincial y la Territorial y el Supremo y el Tribunal Contencioso-Administrativo y la Delegación regional o provincial del trabajo y las Delegaciones de Hacienda y tantos otros centros necesarios a la vida del ciudadano, ¿que hacer para resolver tamañas dificultades?.
No. Seguramente que el Gobierno harto preocupado con gravísimos problemas, no abordaría por ahora la minucia insignificante de una organización judicial. Si lo hiciera, tengamos por seguro, que más que lastimar intereses, creando otros nuevos, atendería a motivos más altos de carácter público. Tendería posiblemente más a suprimir que a crear; la mitad de los juzgados de entrada y muchos de los de ascenso están hace tiempo – mal que le pase a los que argumentan con las distancias – demás en España. Y si no, que lo digan los secretarios. Hay menos pleitos y – aunque ahora de momento haya aumentado por circunstancias pasajeras – hay también menos criminalidad. Y más facilidad de comunicaciones. Sobran pues organismos de esa clase, como sobran también otros más elevados de su mismo orden. Cuando eso llegue, si llega, habrán que acatarlo y aplaudirlo; mientras tanto… vamos a dejar esto como está, para no repetir el caso del español… que estando bueno, quiso estar mejor.
Francisco Rivera Delgado
Fuente Obejuna, Abril, 1932.