Era un grupo muy numeroso, llevaban esperando desde las tres de la tarde y no, no eran pastores ni les guió una estrella, pero estuvieron en Belén, en el Belén de Navalcuervo.
Todos obtuvieron su recompensa cuando pasadas unas horas, disfrutaron en cada una de las representaciones que se sucedían cada 45 minutos, en las que participaron unas 200 personas, con edades comprendidas entre los seis meses y los más de 70 años. También lo hicieron paseando por cada uno de los bellos rincones de esta aldea, en la que solo viven 38 habitantes, recordando oficios perdidos como el de la aguadora y la hilandera, la elaboración artesanal de jabón, gachas, queso… y así, hasta veintinueve recreaciones diferentes a las que, como novedad, se ha unido el harén de Herodes.
Sus protagonistas conocen bien los diálogos, ya que suelen encarnar a los mismos personajes. Aún así, han trabajado duro durante un mes en esta iniciativa que, con carácter bianual, organiza la AA.VV. Nuestra Señora de la Piedad. Merece la pena porque, como explica la que se define como «última vocal», Fefi Gordillo, «la comarca del Guadiato, se vuelca». También lo hace tras la puesta en escena, degustando el chocolate y los dulces caseros que elaboran las propias vecinas y en el baile, que estuvo amenizado por Fran Sensación.
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