Los niños serán los primeros que disfruten de la primera de estas cinco noches de fiesta cuando dé comienzo el pasacalles que las anuncia. Al menos y como consecuencia de ello, sus padres, abuelos, tíos y demás familiares, serán felices en unos momentos en el que las preocupaciones, aunque no se olvidarán, seguro que no se recuerdan a cada momento.
Serán días para volver a saludar a esos amigos, para dar y recibir unos abrazos sin los que a veces, a duras penas podríamos levantar el ánimo. Pero, ¿qué más hay tras una feria?
Paralelamente a su celebración se mueve un gran número de profesionales cuya labor, a veces poco reconocida, resulta fundamental para todos los que se acercan a dejar de lado lo cotidiano: voluntarios de Cruz Roja y de Protección Civil que nos ayudan ante cualquier emergencia; fuerzas de seguridad que controlan para que nadie haga algo que no deba y que todo transcurra como debe… y también, los propietarios de bares y restaurantes que esperan estos días para facilitar empleo en la medida de sus posibilidades y aumentar sus ingresos, al igual que los industriales que gestionan los hoteles y las numerosas casas rurales de nuestro término municipal, quienes desean que sus establecimientos se llenen o aquellos profesionales, los feriantes, cuyo trabajo en estos meses es fundamental de cara a la supervivencia de sus respectivas familias, en invierno.
Alguien – Andrea – me dijo hace pocos días que la vida era una cadena. Desde aquí agradezco a todos los anunciantes que han colaborado con este Diario, me consta que en demasiados casos, con mucho esfuerzo y ánimo a todos a que, en la medida de nuestras posibilidades, continuemos poniendo nuestro granito de arena para que aquellas personas que trabajan para que seamos felices, puedan continuar haciéndolo durante muchos años. Tras el festival infantil del domingo, los niños buscarán otra diversión y nosotros, otra manera para salir de estos malos momentos.
Guadiato información.
